Ashtanga Yoga es un método creado, enseñado y difundido hasta el día de su muerte por Sri K. Pattabhi Jois, que a su vez lo transmitió a su nieto R. Sharath Jois, quien mantiene actualmente la tradición y enseñanza de esta práctica.
Definir qué es Ashtanga Yoga en unas pocas líneas es difícil, podemos empezar diciendo lo que NO es. Al contrario de lo que muchas veces se piensa, este sistema no es un deporte, ni una disciplina sólo física, ni es sólo para atletas y contorsionistas, ni para gente joven. Cualquier persona, de cualquier edad y condición física puede practicar Ashtanga.
Como su propio nombre indica (Astau quiere decir ocho y anga quiere decir ramas) practicar Ashtanga Yoga no es otra cosa que practicar las ocho ramas del Yoga: yama, niyama, asana, pranayama, pratyahara, dharana, dhyana, samadhi. No hay practica de Yoga sin la presencia de todas ellas, interconectadas entre si y dándonos los pilares de una práctica sólida y con sentido.
Este sistema de Yoga trabaja a través de nuestro cuerpo, con la práctica de asanas (posturas), de una manera fluida y dinámica, uniendo respiración y movimiento a través de unas secuencias específicas de posturas que se practican de manera progresiva, avanzando poco a poco a través de ellas conforme vamos dominando las posturas, la respiración y el uso de nuestra energía durante la práctica.
Una de sus peculiaridades es la manera en la que se enseña, a través de las llamadas clases mysore. En estas clases, cada alumno practica a su propio ritmo, no hay un profesor guiando a todos al unísono, sino que de manera individual se va introduciendo y guiando al alumno a través de la secuencia de posturas. La práctica se va extendiendo poco a poco, según el ritmo particular de cada persona y según vaya integrando postura a postura. Esto hace que sea una práctica en la que todos los niveles son bienvenidos.
Es una práctica intensa, disciplinada y en cierto modo exigente, tanto a nivel físico como a nivel mental. Requiere compromiso día a día, constancia y una cierta dosis de valentía, pues sin duda nos llevará más de una vez a lugares que no conocemos. Pero sin duda el camino merece la pena.
El Ashtanga Yoga es vigoroso y sutil, pero sobre todo, es transformador.